viernes, 16 de marzo de 2012

El matarratas


Esta es la historia de un matarratas. Un matarratas, guardado en un bote, en el estante de algún garaje o sótano de algún pueblo perdido de Marruecos. Un veneno que, como su nombre indica, podría servir para matar ratas. Aquellas ratas podridas por dentro, que abusan cruelmente de sus víctimas abriéndoles una herida que nunca más se podrá cerrar; pero también todas aquellas ratas que protegen y apoyan a las primeras. Las que con sus patas arañan la herida de la víctima hasta que ésta, finalmente, acaba muriendo desangrada.

Sin embargo, este matarratas no mató a ninguna de esas ratas. Mató a una paloma blanca. Una paloma blanca y joven, a quien habían cortado para siempre las alas para volar.

La paloma se llamaba Amina, y era una niña de 16 años. Era una niña normal, con una vida por delante y unas ilusiones que quedaron destrozadas cuando sufrió una violación, y que murieron definitivamente cuando se enteró de que, "por honor", debía casarse con el violador. Que debía vivir para siempre con aquella escoria humana, causante de todas sus pesadillas.

Abandonada, herida y sola, decidió beber de un veneno para ratas para poner fin a la pesada cruz que quebraba sus costillas.

Y cuántas Aminas habrá en el mundo. Cuántas aves aprisionadas. Pero, mientras tengamos brazos, no tenemos excusa para luchar por romper sus jaulas.


No hay comentarios: