lunes, 9 de enero de 2012

Ellas


Ellas no aparecen en los libros de texto, ni en las páginas perdidas de las enciclopedias, ni se las incluye entre los grandes personajes de la Historia Universal.

Pero hubo un tiempo, cuando la conciencia humana era joven, en el que de ellas dependía el destino de su pueblo. Ellas eran las que tenían la capacidad inexplicable y milagrosa de traer al mundo un nuevo miembro de la tribu, capacidad por la que sufrían e incluso entregaban su vida; y lejos de ser ese un motivo de  menosprecio, por ello se las cuidaba e incluso se las rendía culto como si fueran deidades.

Ellas eran fuertes y emprendían largas migraciones en busca de un futuro mejor para su clan. Ellas conocían la naturaleza, recogían los frutos de la tierra, dominaban las primeras formas de industria y arte y aunque otras  actividades solían estar reservadas a los hombres, también se enfrentaban a las bestias y también luchaban por proteger a su pueblo si habían de hacerlo. 

Y de generación en generación, de abuelas a madres y a hijas, se transmitía la sabiduría que adquirían a través de los siglos y milenios de experiencia. 

Pero un día apareció el patriarcado y todas estas mujeres fueron aplastadas, enterradas y olvidadas. Sin embargo, ellas son nuestras madres y por ello debemos recuperarlas y rendirlas un gran homenaje.



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